Y Alicia abandonó Wonderland para embarcarse en su aventura emprendedora

«Muchas veces soy capaz de creerme seis cosas imposibles antes de desayunar». Alicia

Tanto «Alicia en el país de las maravillas» como «A través del espejo» son dos novelas que considero tremendamente inspiradoras y que me gusta revisar de vez en cuando. Ayer me decidí, por fin, a ver la versión cinematográfica de Tim Burton que devuelve a una Alicia de 20 años al mundo que se esconde más allá de la madriguera.

Me gustó, mucho. Quizás porque es una metáfora estupenda de lo que creo que como adulta debería hacer mucho más a menudo: retomar sueños-realidades, viajar hacia la niña que habita en mi interior, matar monstruos, convivir con situaciones que escapan a toda lógica, enloquecer, crecer, volver a hacerme pequeña y abandonar el país de las maravillas con el tamaño y la determinación necesarios para embarcarme en nuevas aventuras. Como Alicia.

Pero si desde luego el cuento de Burton ha entrado a formar parte de mi colección de «películas que hacen que el corazón lata más rápido» es por su final: abandonar Wonderland para embarcarse en la aventura emprendedora no deja de ser un «salir de Málaga para meterse en Malagón», algo que podría resultar imposible, sólo si crees que lo es 😉

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